miércoles, 4 de abril de 2012
viernes, 16 de marzo de 2012
ESMERALDINA
LAS CIUDADES INVISIBLES de Italo Calvino
"En Esmeraldina, ciudad acuática, una retícula de canales y una retícula de calles
se superponen y se entrecruzan. Para ir de un lugar a otro siempre puedes elegir
entre el recorrido terrestre y el recorrido en barca, y como la línea más breve entre
dos puntos en Esmeraldina no es una recta sino un zigzag que se ramifica en tortuosas
variantes, las calles que se abren a cada transeúnte no son solo dos sino muchas, y
aumentan aún más para quien alterna trayectos en barca y transbordos a tierra firme.
Así el tedio de recorrer cada día las mismas calles es ahorrado a los habitantes de
Esmeraldina. Y eso no es todo: la red de pasajes no se dispone en un solo estrato, sino
que sigue un subibaja de escalerillas, galerías, puentes convexos, calles suspendidas.
Combinando sectores de los diversos trayectos sobreelevados o de superficie, cada
habitante se permite cada día la distracción de un nuevo itinerario para ir a los
mismos lugares. Las vidas mas rutinarias y tranquilas en Esmeraldina transcurren sin
repetirse.
A mayores constricciones están expuestas, aquí como en otras partes, las vidas
secretas y venturosas. Los gatos de Esmeraldina, los ladrones, los amantes
clandestinos se desplazan por calles más altas y discontinuas, saltando de un techo a
otro, dejándose caer de una azotea a un balcón, contorneando canaletas de tejado con
paso de funámbulos. Más abajo, los ratones corren en la oscuridad de las cloacas uno
detrás de la cola del otro, junto a los conspiradores y a los contrabandistas; atisban
desde alcantarillas y sumideros, se escabullen por intersticios y callejas, arrastran de
un escondrijo a otro cortezas de queso, mercancías prohibidas, barriles de pólvora,
atraviesan la compacidad de la ciudad perforada por la irradiación de las galerías
subterráneas.
Un mapa de Esmeraldina debería comprender, señalados en tintas de diversos
colores, todos estos trazados, sólidos y líquidos, evidentes y ocultos. Más difícil es
fijar en el papel los caminos de las golondrinas, que cortan el aire sobre los techos,
caen a lo largo de parábolas invisibles con las alas quietas, se desvían para tragar un
mosquito, vuelven a subir en espiral rozando un pináculo, dominan desde cada
punto de sus senderos de aire todos los puntos de la ciudad"
ARMILLA
Las ciudades invisibles de Italo Calvino
"Si Armilla es así por incompleta o por haber sido demolida, si hay detrás un
hechizo o sólo un capricho, lo ignoro. El hecho es que no tiene paredes, ni techos, ni
pavimentos: no tiene nada que la haga parecer una ciudad, excepto las cañerías del
agua, que suben verticales donde deberían estar las casas y se ramifican donde
deberían estar los pisos: una selva de caños que terminan en grifos, duchas, sifones,
rebosaderos. Contra el cielo blanquea algún lavabo o bañera u otro artefacto, como
frutos tardíos que han quedado colgados de las ramas. Se diría que los fontaneros
han terminado su trabajo y se han ido antes de que llegaran los albañiles; o bien que
sus instalaciones indestructibles han resistido a una catástrofe, terremoto o corrosión
de termitas.
Abandonada antes o después de haber sido habitada, no se puede decir que
Armilla esté desierta. A cualquier hora, alzando los ojos entre las cañerías, no es raro
entrever una o muchas mujeres jóvenes, espigadas, de no mucha estatura, que
retozan en las bañeras, se arquean bajo las duchas suspendidas sobre el vacío, hacen
abluciones, o se secan, o se perfuman, o se peinan los largos cabellos delante del
espejo. En el sol brillan los hilos de agua que se proyectan en abanico desde las
duchas, los chorros de los grifos, los surtidores, las salpicaduras, la espuma de las
esponjas.
OCTAVIA
LAS CIUDADES INVISIBLES de Italo Calvino
"Si queréis creerme, bien. Ahora diré cómo es Octavia, ciudad-telaraña. Hay un
precipicio entre dos montañas abruptas: la ciudad está en el vacío, atada a las dos
crestas con cuerdas y cadenas y pasarelas. Se camina sobre tos travesaños de madera,
cuidando de no poner el pie en los intersticios, o uno se aferra a las mallas de
cáñamo. Abajo no hay nada en cientos y cientos de metros: pasa alguna nube; se
entrevé mas abajo el fondo del despeñadero.
Esta es la base de la ciudad: una red que sirve de pasaje y de sostén. Todo lo
demás, en vez de elevarse encima, cuelga hacia abajo; escalas de cuerda, hamacas,
casas hechas en forma de saco, percheros, terrazas como navecillas, odres de agua,
picos de gas, asadores, cestos suspendidos de cordeles, montacargas, duchas,
trapecios y anillas para juegos, teleféricos, lámparas, macetas con plantas de follaje
colgante. Suspendida en el abismo, la vida de los habitantes de Ottavia es menos
incierta que en otras ciudades. Sabes que la red no sostiene más que eso."
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